29 de junio de 2010

La meta última de la vida


Hace miles y miles de años, incluso los primeros hombres de la creación buscaron la fuente del amor divino, la verdad absoluta, y alcanzaron la meta última de la vida. En la era actual, los hombres tienen una oportunidad similar o mejor para buscar los dones divinos como el amor.

Los problemas filosóficos que enfrenta hoy día el hombre común, son: "¿Cuál es la meta suprema de la vida? ¿Cuál es el bien absoluto para toda la humanidad?". Estas preguntas sencillas acerca de quién soy, de dónde provengo, qué hago aquí, y qué sucederá después de la muerte, se solucionan de manera perfecta y automática cuando logramos comprender cuál es la meta suprema de la vida. Como predijeran los grandes profetas, en la actual era de Kali, la era de hierro, los hombres tienen una vida muy corta y son atacados por la avaricia. Como resultado, una hueste de enfermedades los abraza. También son ociosos y pendencieros por naturaleza, se descarrían con facilidad, son muy desafortunados, y sobre todo, se perturban continuamente hasta por la más insignificante adversidad.

Este es el momento en que numerosas y diversas proposiciones filosóficas y religiosas se presentan para capturar la mente de la entidad viviente. Ella aceptará un sendero espiritual de conformidad con sus méritos piadosos previos, los cuales forjan su presente sistema mental; siendo su inteligencia y personalidad el vínculo más obvio con el pasado.

Comprender la ciencia de la reencarnación es apenas el primer paso progresivo en la escalera que conduce a la perfección espiritual. Esto es indicio de un continuo anhelo por alcanzar la bienaventuranza suprema, a través de vidas y vidas de búsqueda experimentando indiferencia hacia este mundo. Las semillas de todas las acciones están profundamente arraigadas en las regiones subconscientes de la mente. Cuando éstas germinan producen una variedad de resultados mixtos que se presentan en la forma de felicidad y aflicción. A veces esas semillas originan una búsqueda interna, un profundo llamado interno hacia la trascendencia, conforme a la inclinación religiosa. Otras veces, reaccionan en este mundo material en la forma de deseos y acciones ulteriores que nos atan aún más a este mundo temporal.

Cuando la entidad viviente queda totalmente extenuada por causa de este mundo material y sus tribulaciones, le resulta muy fácil volver el rostro hacia el concepto de lo sobrenatural. Estará lista para fijar su fe y su atención, para creer en una existencia superior a ella, en una inteligencia superior que no sólo controla la tierra, sino también el más leve movimiento de las estrellas y los planetas en el firmamento. A su vez, esta realización le conducirá a los dominios eternos del amor y la belleza, desde el Señor Supremo distribuye su infinita misericordia.

En la antiquísima y gran escritura el Srimad Bhagavatam, estas preguntas son contestadas de una manera muy experta por el gran sabio Sri Suta Gosvami. Respondiendo a la pregunta acerca de la meta suprema de la vida, él dice: "La ocupación más elevada y beneficiosa para toda la humanidad es aquella mediante la cual uno puede alcanzar el servicio amoroso al Señor Supremo. Sólo el servicio amoroso inmotivado e irresistible puede satisfacer plenamente al ser espiritual interno del hombre". Este es un principio universal. Sri Suta Gosvami extrajo la esencia del vasto océano de las evidencias de las escrituras de todos los mundos, y declaró que el servicio amoroso al Señor Trascendental es el sendero más rápido y seguro para llegar a Él. No solamente es un método para alcanzar la trascendencia, sino que también es el destino supremo de todos los hombres.

Si uno le ofrece al Señor servicio amoroso de esta naturaleza, muy rápidamente, de manera automática y sin causa alguna, producirá verdadero conocimiento y un firme desapego por este mundo. En este proceso de servicio y devoción al Señor Supremo, no se requiere lo más mínimo de ningún otro esfuerzo para cultivar conocimiento. Tampoco es necesario perder el tiempo intentando desprenderse de este mundo. Los deberes y las actividades de un hombre son considerados un trabajo inútil cuando no generan la más leve atracción o apego por escuchar los sublimes mensajes del Señor Supremo. La meta última o final de esta ciencia religiosa no es la adquisición de riquezas ni el disfrute mundano, sino enfocar toda nuestra atención en los servicios devocionales que verdaderamente complacerán al Señor, el Dios universal único.

Srila Bhagavata Bhusana Guru.

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